«Estoy harto de los políticos. Siempre robando y prometiendo lo que no pueden dar. ¡Unos sinvergüenzas y unos ladrones! Eso es lo que son. Al menos, podían tener algo de respeto por los ciudadanos que nos matamos a trabajar día y noche para cobrar una miseria». Hizo un gesto al camarero para que le trajera la cuenta. La revisó. Se les había olvidado incluir la ración de patatas bravas. Pagó lo que indicaba el recibo, y se marchó.
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