«No es el momento», pensó Zoé mientras renunciaba a presentarse al concurso de ballet de su asociación vecinal. Acto seguido, el momento se cayó al suelo y rodó hasta colarse por una alcantarilla. No era la primera vez, había perdido muchos momentos. Como aquella vez que metió uno en la lavadora por error. Estuvo días goteando. Pero la manera más habitual era, sin duda, pensar que no era el momento.
Sonó el móvil.
—He revisado los análisis. Se confirma el diagnóstico.
Zoé colgó, y se apuntó al concurso. Qué confundida había estado. Siempre es el momento.
Deja un comentario